Por Nerea Sánchez Palomo, profesora en Escuela iONA
Cada vez que salgo al campo con mis materiales de pintura, siento cómo mi cuerpo y mente se sincronizan con la naturaleza. Llevo conmigo un pequeño cuaderno de dibujo,ceras Manley, algunos acrílicos, gouache y lápices de colores. No necesito mucho más. Cuando encuentro un rincón especial, ya sea un río serpenteante o una colina salpicada de flores, me siento y empiezo a pintar. Enseguida mi cuerpo entra en un estado de meditación absoluta. Todos mis sentidos están activos. Esto me hace poder apreciar el momento presente en toda su totalidad. El aire fresco, el murmullo de los árboles y el canto de los pájaros me envuelven en una atmósfera de calma que parece detener el tiempo. Con cada trazo, las preocupaciones cotidianas se disuelven, y lo único que importa es la conexión entre el paisaje y mi mano. Pinto lo que veo, pero también lo que siento. El verde de los árboles se transforma en una emoción profunda, el azul del cielo en una sensación de libertad. Reinterpreto los colores como quiero o como siento que debo hacerlo en ese momento. Mi cuaderno va tomando sentido y adquiere una historia a través de los paisajes que trazo en sus hojas.


Habitualmente tomo apuntes de lo que veo, siento o estoy haciendo en ese momento de relax, ya sea un picnic con mi pareja, una ruta por la sierra o simplemente una salida a pintar “au plein air” o al aire libre. Pintar al aire libre se ha convertido para mí en una forma de meditación. Cada línea, cada color que escojo, es una parte de mí que se refleja en el papel. Me siento libre, sin juicios, sin expectativas. Es un momento íntimo, donde puedo ser yo misma y expresarme sin restricciones. La mezcla de colores fluye con una suavidad que me llena de paz interior. Cuando termino, no solo he capturado un paisaje, sino una parte de mi ser. Es una experiencia que me reconecta con lo esencial, con esa serenidad que a veces olvidamos en el día a día. Me voy siempre con una sensación de bienestar extraordinaria, sabiendo que, a través del arte, he encontrado un refugio en la naturaleza y en mí misma.

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